Buscar este blog

lunes, 18 de marzo de 2013

TANAKA EL TENAZ (Parte 3)



El otoño de 1942 había sido realmente adverso para las fuerzas japonesas del Pacífico Sur. A las grandes pérdidas de pilotos, había que añadirle que todas y cada una de las ofensivas del 17º ejército japonés del General Hyakutake habían fracasado, y en el mar, las pérdidas navales, pese a la gran actuación de la marina imperial, habían sido muy elevadas. El gran almirante Yamamoto deseaba que cesase tal sangría de recursos y barcos, y su estado mayor comenzó a imponer una nueva forma de Tokio Express.

Bloody Ridge, al día siguiente. La destrucción de la 35 brigada japonesa, que fue desembarcada, por fin, en septiembre.

Grabados que representan dos de las bajas navales japonesas más importantes. Los cruceros de batalla IJN Hiei...

... y el IJN Kirishima; ambos hundidos en noviembre

De entrada, se ponían fin a las correrías de destructores, y se dejaban de usar cruceros en las mismas. Se pretendía, que mediante el establecimiento de guarniciones a lo largo de toda la ranura, en islas aún peores que Guadalcanal, como Bouganville, Vella Lavella o la temible Kolombangara, se pudiese establecer una cadena logística que mediante pequeñas embarcaciones, burlase el bloqueo de la US Navy. Se complementaría con viajes de aprovisionamiento realizados por submarinos de la flota, evitando así costosos encuentros de superficie. Ninguna de ellas daría buen resultado: la primera por necesitar un cierto tiempo para implementarla, y la segunda, lisa y llanamente porque un submarino, como mucho, podía descargar cerca de unas paupérrimas 30 toneladas de carga, muy lejos del nivel que un destructor podía lograr.
Submarino japonés de la clase J1, el I-1; usado en el Tokio Express.

Así que a finales de noviembre, la situación de las fuerzas terrestres niponas en Guadalcanal era realmente desesperada. Tanaka, buen conocedor del hecho pidió, suplicó y consiguió que se autorizase, de nuevo, el “transporte de las ratas” usando destructores. Como escoltas usaría el IJN Takanami y el IJN Naganami, ambos de la clase Yaganami (una evolución de la clase “especial”), embarcando el propio Tanaka en éste último. Como transportes, usaría los IJN Kuroshio, Oyashio, Kagero, Suzukaze, Kawakaze y Makinami. Todos ellos eran unidades modernas, de clases Kagero y Yugumo, es decir, mejoras de la famosa clase Fubuki. El magnífico reconocimiento aéreo aliado los avistó casi de inmediato...
Enfrente tenían a una excelente fuerza mixta de cruceros y destructores, que subían por el Slot a interceptarlos, al mando del contraalmirante Caleton H. Wright, su nombre: Task Group 67, y sus unidades, los cruceros pesados USS Northampton, New Orleans, Pensacola y Minneapolis, el  crucero ligero USS Honolulu, de la excelente clase Brooklyn. A eso añadirle cuatro destructores, los USS Fletcher, Daryton, Maury y Perkins; y por si le faltase gente, recibiría de refuerzo los USS Lamson y Lardner. Desde luego, que si en una fase del popular videojuego Battlestation Pacific nos dan a elegir a todos, cogeríamos, de entrada esta formación…

Contraalmirante Caleton H. Wright.

Un avión de reconocimiento japonés avistó a la formación cerca de un convoy, y como era habitual en la época, Tanaka, desde Truk, ya en la mar, recibiría la habitual orden estúpida de primar el ataque al mismo sobre su misión original. Y como ya era habitual en él, caso omiso haría a tal estupidez.
Wright había estudiado las batallas precedentes, así que su plan consistía en aprovecharse de la ventaja del radar, y usar sus destructores en un ataque sorpresa con torpedos, y los cruceros para rematar lo que quedase. Así que envió, sin autonomía alguna, a los primeros a posición más avanzada. No pretendo narrar la batalla al detalle, simplemente porque es más de lo mismo de muchas batallas navales nocturnas similares del teatro de operaciones.

Lanzamiento de prácticas de un Torpedo Mk XV. Sus continuos fallos y escasa fiabilidad minó mucho la confianza en su uso, hasta la resolución de los mismos en 1943.

El pésimo sistema de comunicaciones de la US Navy del periodo consiguió, una vez más, que perdiesen toda ventaja y sorpresa inicial. El comandante de los destructores, William M. Cole, en el USS Fletcher, había conseguido un buen contacto de radar con el Takanami, a las 23:14 horas, y solicitó permiso para atacar al torpedo. Durante dos increíbles minutos, Wright no le hizo caso, por lo que al dar la orden por fin, la posición de los destructores era pésima y su salva, se perdió sin resultados. Pero la formación de Tanaka había detectado a los americanos dos minutos antes, a las 23:12 hora local.

Nueva savia en el Pacífico Sur: el USS Fletcher, cabeza de una nueva serie de excelentes destructores.

Al poco de dar la orden, las fuerzas de Wright, al completo, iniciaron el disparo de iluminantes y fuego artillero graneado, como era desesperantemente habitual, sobre el contacto de radar más prominente en sus pantallas…el Takanami. Se las llevó todas, en poco tiempo, dejándolo convertido en una ruina flotante, hundiéndose al día siguiente.
El resto de la formación de Tanaka, cerró filas, apuntó al excelente blanco que la TG 67 le ofrecía, y le soltaron una salva masiva y muy bien dirigida de types 93. De las 23:27 a las 23:40, la batalla se terminó: el Minneapolis se comió dos torpedos, que lo dejaron sin potencia y sin proa hasta la torre A; el New Orleans sufrió dos impactos de manera similar, perdiendo toda la proa hasta la torre B; el Pensacola  encajó uno detrás del mástil, en babor, que le causaron severos incendios; El Honolulu tras ver el resultado de los tres cruceros de la formación logró, con gran frialdad, evitar todo daño con experta maniobra…algo que intentó el Northampton, sin lograrlo, pues fue alcanzado por dos Long Lance en las salas de máquinas de popa, tras colisionar posiblemente con los restos de la proa del Minneapolis, dejándole sin potencia y con severos incendios, tanto, que al día siguiente se hundiría.

La "victoria" de Wright: USS Minneapolis...

... USS New Orleans...
... USS Pensacola...

...y en una lancha PT, supervivientes del USS Northampton. Se ve al fondo el USS New Orleans.

Raizo reunió sus fuerzas, cumplió su misión de abastecimiento, envió al Oyashio  y al Kuroshio por si podían hacer algo por el infortunado Takanami, y tras ver que la presencia de destructores americanos impedía cualquier acción, ordenó a su fuerza volverse de vuelta. Después de la batalla de la Isla de Savo, era la peor derrota de la US Navy en las Salomón. De forma increíble, Wright reclamaría una gran victoria al anunciar el hundimiento de cuatro destructores japoneses y daños a otros dos. Lograría además que Cole se comiese la culpa de sus pérdidas y recibiría la Cruz Naval como recompensa. Pero todo aquel que hubiese pasado por el fondeadero de Tulagi, y hubiese visto las proas…más bien la ausencia de las mismas del New Orleans y del Minneapolis, se hubiese dado cuenta que la cruz se la daban para evitar a la marina otra vergüenza similar a la de Savo. Poco después le destinarían, a Wright, a un puesto en tierra, aunque volvería a la mar en 1944, comandando la 4ª division de cruceros, volviendo a destino de tierra al término de su turno de operaciones.
Tanaka, pese a reclamar haber hundido un acorazado y dos cruceros, había conseguido una victoria tan resonante como inútil. El mismo sabía que no había logrado nada realmente, sólo un poco más de tiempo. Y era plenamente consciente, que sus enemigos estaban aprendiendo rápidamente. De entrada, comenzaban a llegar a la zona nuevos y agresivos comandantes, como el famoso Arleigh Burke o Frederick Moosbruger. Eran ya plenamente conscientes de la pésima táctica, de la necesidad de entrenar más y con nuevas directrices, de no juntar barcos que no hubiesen entrenado juntos, y de solucionar los problemas técnicos, como mejorar pólvoras, iluminantes y la fiabilidad de los torpedos Mark XV que usaban sus destructores.
Frederick Moosbruger. En el golfo de Vella, en agosto de 1943, conseguiría la primera victoria nocturna aplastante de los destructores americanos contra sus homólogos nipones.

Poco a poco, se fueron dando cuenta que usar cruceros para cazar a los destructores japoneses era una temeridad, al igual que usar destructores para cazar barcazas. Irían dando, con gran resultado, autonomía para el combate a las flotillas de destructores. Y aún había más: las derrotas de las fuerzas japonesas a las bases a abastecer eran limitadas, lo que permitía minarlas. Rápidamente, se comenzaron a usar viejos destructores de la clase Clemson, los famosos Flush Deck o Four Pipers de finales de la Gran Guerra, transformados a finales de los años 30 como minadores rápidos, con gran éxito, sobre todo a partir de 1943. Los nipones, aunque sus guarniciones viesen el minado de una zona, no disponían apenas de medios de desminado, lo que impedía el uso de dicha zona durante cierto tiempo. Y el tema de los barriles flotantes tenía una fácil solución: usar cazas de la Cactus Air Force, que ametrallasen los vistosos barriles de varias pasadas, hundiéndolos o dañando su contenido.

USS Sicard, minador rápido a partir de un destructor de la clase Clemson.

Para enfrentarse a las barcazas, se comenzaron a usar lanchas torpederas PT, tanto de Elco como de Higgins. Unidades baratas y funcionales, que poco a poco se irían artillando profusamente y con un potente armamento torpedero. Sus tripulantes y mandos, la inmensa mayoría muy jóvenes, de la reserva naval, y con un espíritu más propio de los filibusteros del siglo XVII que de la White Navy de finales del XIX, no temían incluso, atacar a unidades mucho mayores, si la oportunidad y los desvíos que imponían los campos minados se lo permitían.

PT de la casa Elco de 77 pies, finales de 1942...
y una Elco de 80 pies, a finales de 1944. Se observa el gran incremento de la artilleria.
Y una curiosidad: cañón de 37 mm automático T9 o M4. Se recuperaban de cazas P-39 Airacobra, y se montaban a proa. Los tripulantes de las PT se hicieron con todos los que pudieron, dada su eficacia contra las barcazas japonesas.

Y serían precisamente estas pequeñas unidades las que acabarían con la carrera naval de Raizo. Conseguiría que se siguiesen autorizando nuevos Tokio Express para llevar muy necesarios suministros a Guadalcanal: con éxito el 3 de diciembre, rechazado por lanchas PT otro el 7 de diciembre, se intentaría otro en la noche del 11 de diciembre. Esa noche, en una bien orquesta emboscada, un grupo de PTs atacaría el convoy, logrando las PT-37 y PT-40 torpedear y hundir el destructor IJN Teruzuki, donde enarbolaba su bandera Tanaka, hiriéndolo de gravedad.

IJN Teruzuki. El último barco comandado por Tanaka.

Para entonces, era un personaje incómodo. Desde hacía tiempo venía criticando duramente la conducción de las operaciones navales en la zona, siendo látigo de aquellos estrategas de despacho que las veían y opinaban desde la comodidad y falta de peligro de Truk. Propugnaba incluso el abandono de Guadalcanal y no veía con buenos ojos los intentos de establecer nuevas guarniciones en el área, que pensaba seguirían la misma suerte. Incluso trazaría planes para la evacuación de dicha isla. Así que las heridas sufridas en el hundimiento de diciembre, le vino de perlas a muchos. Fue apartado de su mando y destinado a Singapur, para recuperarse de sus lesiones.
El año siguiente, 1943, seguiría viendo sus buenas batallas navales nocturnas, y sus “transportes de ratas”. En febrero, a principios, Guadalcanal sería evacuada en la operación Ke, mediante el uso de tácticas preconizadas por Raizo que hiciesen creer que se trataba de un intento de refuerzo y no de evacuación, y que los destructores que huían eran los que no habían podido descargar y no barcos que se llevaban tropas de vuelta. A los americanos, les costaría el hundimiento del único crucero pesado que sobrevivió a la batalla de la Isla de Savo, el USS Chicago, hundido, en dos ataques diferentes, por torpederos aéreos.

Guadalcanal no rebajaba las cuentas...el único superviviente de la primera batalla naval de la campaña, la de la Isla de Savo no se libró tampoco de su destino. USS Chicago, hundiéndose cerca de Rennell Island.

y otro más alcanzado por su destino: el submarino japonés I-1...

hundido por los dragaminas neozelandeses HMNZS Kiwi (en la foto) y HMNZS Moa
La proa de la HMNZS Kiwi, tras embestir al I-1.

Más batallas habría en la zona (en una de ellas, el 13 de julio de 1943, sería hundido su querido crucero ligero Jintsu), algunas con victoria japonesa, pero el Tokio Express terminaría, definitivamente el 25 de noviembre, después del duro correctivo que supuso la batalla del Cabo San Jorge, cuando una formación de destructores americanos, al mando del ya mencionado Arleigh Burke hundió a tres de los cuatro destructores japoneses presentes, sin sufrir ni un solo rasguño.

Supervivientes del IJN Jintsu.
Famosa foto de Arleigh Burke. Es fácil de encontrar, pues aparece entregado a su trabajo y aficción favorita.

Tanaka por entonces, había sido enviado al lugar más lejano posible para un mando naval: Birmania. Sin mando alguno sobre barcos de la zona, por lo menos, se ahorró el ver, pero no conocer, cómo su querida arma de destructores de la marina imperial iba siendo diezmada por la brutal persecución de las fuerzas aliadas, especialmente los submarinos y la aviación. Supongo que debió ser bien triste para él.
El 1 de diciembre de 1944, durante las batallas de la Bahía de Ormoc en la isla de Leyte, y mientras defendía al convoy TA-7, el pequeño destructor IJN Take de la clase Matsu, logró torpedear y hundir, con Long Lances, al moderno destructor de la clase Allen M. Summers, el USS Cooper. Sería la última vez que se conseguiría algo similar.

IJN Take.
La última víctima de un Long Lance lanzado por un destructor nipón: el USS Cooper

Para entonces, a Tanaka, en octubre de 1944 se le había otorgado el grado de vicealmirante, mientras mandaba la 13ª base auxiliar de la marina en Rangún. Cumplió su servicio con la misma dedicación y eficacia con la que había desempeñado sus anteriores destinos. Y sobrevivió a la guerra…
Fue repatriado en 1946 al Japón, abandonando ese mismo año la marina. Apenas se sabe mucho de su vida civil posterior. Lo más relevante es que murió a los 77 años, el 9 de julio de 1969. Hay un antiguo proverbio oriental que reza: “los guerreros derrotados no deben hablar de sus batallas”. Raizo fue uno de esos guerreros que habló poco, y no publicó memoria alguna.
Cuando era entrevistado por algún historiador sobre sus operaciones y éxitos, siempre decía que no había sido obra suya, sino de los excelentes hombres que tuvo bajo su mando. Era plenamente consciente que había sobrevivido, al contrario que la inmensa mayoría de sus subordinados. Todavía siguen, muchos de ellos, en sus tumbas acuáticas por todo el Pacífico, teniendo como único monumento y mausoleo los herrumbrosos restos de sus otrora poderosos destructores, y contando como oración por su descanso, con nuestro simple recuerdo.

Impresionante foto composición del IJN Fumitzuki, hundido en la laguna de Truk en 1943, del fotógrafo submarino y director de documentales Mike Gerken. En la página web de la foto, se ofrece un magnifico reportaje del interior de dicho barco. La visita merece la pena.


No hay comentarios:

Publicar un comentario